Continuación del ruido: tres poemas inéditos de Roberto Valdivia
todavía vacío avanza robot
de épocas momento de razón
frenada por luces cerebro
sonda de fatigas
que conozco todavía los números de tu mierda
las claves de tu violencia en mi
antro escupe
la bola, el sueño
hacedor de políticas
danzante duro de anfetas saco
y vergüenza de ruiditos torpes
a medias, siempre a medias avanza
todavía vaciado
adentro de tu
lata, cápsula mantequilla
de dedos carne maltón
de alacena adolescente vacío robot
avanza a tu páramo
de repuestos, sacaran la cabeza a ti
deberán
de la estructura el miedo del miedo sacarte
el temblor en los nudillos,
porque conozco tu clave conozco
la montaña conozco el secreto detrás de tu planeta abandonado
los tres números el subsuelo conozco
de cables ilegales nombrar
de gala en gala
devorando el queso de los
infantes los dedos que he visto
en las grabaciones tu memoria de eco
de un cuchillazo
loop, he visto los videos
y he visto que he visto
mirándome en la cámara apuntando
qué montaña qué rigurosidad en el
asco y, todavía,
avanza vacío robot
una carcajada una redonda vena aún
amargándote de saliva
de hambre inescrutable un ojo
no prefiero no
el tuerto el ojo el volcán
de la mañana el latigazo firme esos
solares rayos barrocos
esta humana sensación, te será prohibida
no verás desintegrarse a tu gente y no sufrirás
el polvo del polvo vuelto a su lugar, ni esa estructura
o esos carteles o la sombra del animal
desvanecerse como si el animal
nunca hubiese estado,
ahora te preocupan las pequeñas cosas, el número de los
cráteres la posición de las lunas
toda esa disposición de señuelos escritos para distraernos
probablemente, no habrá otra invención en nuestros ojos
que la luminosidad de las estrellas
¿algo perdura? preguntaste como un cielo caído
sobre una isla y nada en realidad
tiene una segunda vuelta, pero ese cerebro dado
celébralo, vístelo del polvo de los cometas
tengo mi linterna sobre mi frente y adelante
la visión del abismo
aburrirás a tu clase, divertirás a tus semejantes
con historias que a la larga no valdrán nada
monolitos de vergüenza te crecerán en la nuca asumirás que
tu cuerno ha sido tallado para la eternidad pero nada
perdurará
los hijos de tus hijos temblarán frente a una tumba y será
por el frío y leerán tu nombre y no te reconocerán ante ellos
un signo flotando en el rostro de los analfabetos
me gustaría creer que una misión ha sido encomendada a mi
nombre
es decir, que este paso sea un gran paso para
alguien más, escondido en una estrella. pero el universo es
curioso
y es lo mismo hilar los planetas
como dispararles, es decir, he visto a los desertores sonreír
detrás de cápsulas de cianuro como los padres
sonreír a los pasos de los niños, y no tengo idea
de lo que estamos haciendo aquí, no tengo la más mínima
respuesta sobre esos trajes dorados, sobre esa música que
en ocasiones nos mana y rebota, como agujas en un vacío
donde el fondo nunca suena
y si nada llegara, y el vacío eterno contuviera
con todas sus posibilidades lo siguiente, y si lo siguiente
fuese un rostro como una vaca terrestre, inexpresivo como
unos párpados sin
ojos, detenido para siempre en una órbita absurda, y si al llegar
lo único posible sería seguir yendo y poseer una barba enorme
como las estelares rutas que mi nave dejaría a su
paso, y si más abajo todavía, nadie tocara la puerta o los que
tocaran
desaparecieran al instante, por una cuántica paradoja y si
la vida fuese simplemente una cápsula de metal un balazo
lanzado sin mirar, y la absolución fuera
el fin de las válvulas de oxígeno, a donde los ojos
el goteo de los números no saben si clamar o detener,
y si ninguna palabra llegara a bordo, de seguro ninguna palabra
llegará a bordo, a colgarse de las telarañas a hilvanar
el secreto de una vida, y si ninguna palabra llegara
a establecer contacto, a mirar por los ojos de buey, a curiosear
lo que sea que haya adentro, tocará ser la flor
más grande del universo, y borrarse como se borran imperceptiblemente
las antiguas cosas de la tierra
de seguro se iluminará una certeza de seguro
una cabeza debajo de una aureola aparecerá
ahora mismo, justo cuando todo pareciera hecho desde un
cincel de
hielo, la esquizofrenia
ha sido el único modo
y aunque nuestros mejores exponentes se esforzaron por décadas en liberarnos
de nuestros rostros, no hay nada a estas alturas
que llevar con firmeza en la nariz y los ojos saltan como conejos
para conocer su próximo destinatario, no es
paranoia, es frío, es un mantel de buenas costumbres puesto en
el cuello, la
incepción de una nueva orden
para nuestras queridas recetas de felicidad: no tomarás un
rostro
si no es a tu favor y cantando bajo la lluvia, no arrancarás
uno sino es para
usarlo minutos antes de pasar al siguiente ítem, problemas
terráqueos de una
punzada al corazón, ¿dónde lo llevas? por encima de la
presión
de la altura, y sin embargo
alguien balbucea, de seguro algo se abrirá de seguro una cabeza
adorada
aparecerá y no habrá necesidad de revisar los airbags ni de
escribir un certificado de inocencia frente a una lengua
desconocida, disuelto entre un cúmulo
de miradas, la edad de la dispersión ha sido autorizada un
preámbulo
a palomas que huyen o naves que escapan del hangar, un
corazón que llevarás
como un saludo a la calcomanía de una estrella muerta, en el
cielo,
esas desapariciones han sido simplemente una continuación del ruido
hacia donde habremos dibujado
un aura descompuesta hacia donde
habremos hecho necesaria nuestra destrucción
donde habremos planificado nuestro
bienestar encima de las proposiciones
justas
o austeras
o las consecuencias o
lo que sea que aguarde esa puerta asegurada
por tantos guardias tantos
guardias, es raro ver tantos guardias
asegurar así unas cuantas agujas
la ambición siempre ha hecho que te veas como un cerdo
devorando margaritas
así no te quejes de esta mirada de rata auscultar en tu morada
una maldición dura o no es una maldición
y así tienes a los revolucionarios y a los
revisionistas ¿quién
aguarda detrás de las cajas quién esconde las cabezas?
yo que he visto justo en el agujero de tu pupila un rostro
como el de una marea de petróleo
tocando otra marea tengo el cielo suficiente
para responder el balazo
a dónde vas sin tu horca
a dónde pueblas sin olvidar que tu vientre
se ha llenado de parásitos y que tu nombre
conocerá la mugre interminablemente
dispara a tus ciervos, dispara a tus
guardias ten una hoguera lista
para quemar las hojas de tus diarios
en una solución final
y ten una metralla escondida bajo los pies
para la base de tus sesos cuando
todo se incendie y las fogatas de plástico agoten
cada kilómetro que haya
existido
la historia del hombre antes que llegaran los
verdaderos super hombres la historia
del hombre después de la historia flotando en una pecera sin
sentido la historia
del hombre como del primer astronauta y los últimos
terráqueos la historia del hombre
recibiendo cinco balazos en el abdomen y asumiendo que es
lo indicado la historia del hombre
en su calmada histeria, pastillas y dosis de fármacos en los
primeros cohetes la historia
del hombre detrás del hombre, no es una referencia a Hobbes
es en todo caso
una desafortunada coherencia
en la cual alguien con demasiada esperanza reza
porque de seguro una idea
aparecerá iluminada orbitando como un
planeta enano justo en ese ángulo donde los sabios
predijeron que jamás habría nada colisionando en nuestra
melancolía por un planeta diferente
una melancolía por el futuro o una nostalgia por el viaje
que es
una nostalgia por poner tu cabeza como una sandía y asumir lo
que sea que el universo dispare
lo aceptarás como un reto que es una forma cobarde
de llamar amor al amor
con la que los orgullosos llevan adelante sus expectativas
ten una lila, no tengas una lila
¿quién sabe de qué forma sonarán esas
palabras? lanzando piedras
a una nave extraña y aparecida
tan primitivos que la esperanza es un alfabeto aún no inventado
y esperamos pacientes que del fuego de las piedras
algo, lo que sea, suceda
Roberto Valdivia (Lima. 1995) Dirige la revista Sub25. Ha publicado [MP3]. (Editorial Gigante, Entre Ríos, 2014) el libro virtual Salinger (www.salingerpoesia.tumblr.com, 2015) y Poemas Tristes para chicos Tristes y chicas Sinceras (C.A.C.A Editores, 2019). Participó en la residencia de poetas jóvenes del Festival Internacional de Rosario en 2019.