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Relájate me dices: dos poemas de Ariel Revollo Fernández

NOMBRES


Me pierdo en un grito agudo, en un chillido, dejo que el aire escape, espero sofocarme así terminar con esto rápido, que la hoja no lacere más mi carne, que tu risa se apague y tenga el silencio del sueño de la muerte… otro tiron hace que mi cuerpo entero sienta el dolor, es intenso, ojala fuera más intenso, para quedar inconsciente ojala los ojos no vieran tus manos hurgando en mi vientre jalando de las tripas sacando entrañas, ojala el dolor alcanzara para no entender nada, pero entiendo, entiendo que me muero y que no hay salida, entiendo que me matas sin motivo, tal vez por un mórbido placer o porque eres un monstruo no lo sé.

Adormecida y algo suelta, la verdad no quiero, no quiero el siguiente margarita cerveza vino, lo que sea, solo quiero hablar, bailar, que me seduzcas, quiero irme con tigo esta noche, es más me iré con tigo esta noche, si no te pones muy ebrio muy macho muy hombre… las escaleras, casi caemos por ellas, nos reímos, me besas, te beso, abro la puerta te dejo entrar a mi casa, bueno cuarto, me derrumbo en el colchón en el suelo, pataleo con mis zapatos para que salgan, tú me miras, desabotonas tu camisa y sonríes, es tu sonrisa, algo en ella apaga las ganas y ahora no sé cómo decirte, no sé cómo echarte de mi cama…


La sangre comienza a secarse, siento pegajoso entre mi piel y el colchón, no importa, quiero que nada importe, pero es mentira sí importa, si me duele, me duele y me da miedo, no quiero oír mas tu risa, me asusta tanto que lloro que me paralizo que tiemblo, me da miedo y me duele y me orino y no sé si es sangre u orín o que es lo que esta pegajoso en el colchón, ruego quedito, te ruego quedito, ya no más, ya no cortes, tal vez con suerte me puedan meter las tripas, por favor no me mates.


Asustada, avergonzada, te beso y me alejo... – lo siento no quiero, lo siento de verdad - sonríes, me vuelves a besar, cedo para que no te molestes pero luego te alejo, sigues sonriendo, tomas mis brazos con fuerza, me lastimas, forcejeo te grito te pido que te vayas te insisto que te vayas, tu solo sonríes y me presionas contra el colchón, te abofeteo… mi cara arde tras el golpe de tu palma, mi bofetada fue una caricia, la tuya me rompió el labio y me dejo aturdida, siento en mi boca el sabor ferroso de mi sangre y tu lengua hurgando, trato de alejarte y vuelve a arder mi cara, siento sangrar mi nariz y mis ojos cerrarse, no pongo resistencia tengo miedo.


Relájate me dices, tus dedos se me clavan en el ano, los mueves y dilatas para luego meter otro, me duele, me duele mucho, siento que me parto en dos, por un momento olvido el dolor de mi vientre, del tajo, por un momento quiero morirme ya, quiero pero no, me aferro a respirar aunque me duele le culo, me duele la panza, me duele todo, y siento pegajoso, tu mano se mete en mi ano, agarras mis entrañas y tiras de ellas, me duelo más y sé que me voy a morir ya ni te suplico ya ni ruego, solo lloro, comienzo a rezar, me destripas por el culo y por la panza.


Me pierdo en un grito agudo, en un chillido, dejo que el aire escape, espero sofocarme así terminar con esto rápido, que tu carne no lacere más mi carne, que tu risa se apague y tenga el silencio del sueño de la muerte… otro empujón hace que mi cuerpo entero sienta el dolor, es intenso, ojala fuera más intenso, para quedar inconsciente, ojala los oídos no escucharan tus bramidos jadeando mientras me penetras por atrás, ojala el dolor alcanzara para no entender nada, pero entiendo, entiendo que me muero y que no hay salida, entiendo que me matas sin motivo, tal vez por un mórbido placer o porque eres un monstruo no lo sé.


Lucia, si ese es tu nombre, ahora te recuerdo, por dios como me puedes hacer esto, porque hace poco tan frágil… tú me trajiste a tu casa, tu querías, tu gemiste como perra cuando te cogía, no por favor, si eso decías, pero siempre dicen lo mismo todos los hombres sabemos que les gusta así… por dios no me mates si paras tal vez pueda vivir, detente y no le diré a nadie te lo juro, ya no más, no más por favor, te lo ruego, te lo pido en nombre de dios, ya no siento dolor cuando cortas, solo miedo, respiro con la boca abierta, se me va el aire y yo me aferro a la vida, pero tú me matas, me clavas mi miembro en la garganta, me lo cortaste, me rompiste entero, me rompiste como hombre, me mataste, que clase de monstruo morboso eres.









PUJO CON FUERZA



Pujo con fuerza, dejo que un gruñido acompañe al esfuerzo y aun así nada, nada sale nada absolutamente nada tenso mi cuerpo tratando de empujar desde… un día todo tranquilo dos días algo molesta sientes el cambio en tu humor, tres días comprendes el argot de andar con la mierda revuelta, quieres sacarla de ti quieres que la molestia acabe, ya desde el segundo día no tienes muchas ganas de comer, pruebas con aceite, con los laxantes más poderosos… laxante, laxo que carajos tiene que ver esto con laxo si todo en ti se pone tenso presionas con las tripas para que salga y al final nada, nada sale, absolutamente nada, ya no es molestia lo que sientes es un dolor punzante, tus eructos son apestosos y tienes fe que lo que saldrá será algo.. pero es gas solo un gas igual de apestoso que los eructos, el dolor punzante ahora es acompañado de fiebres, fiebre casi alucino o tal vez si alucino y no es un casi todo a mi alrededor cambia de colores la toalla el lavamanos la puta mosca que vuela tras la cortina de la ducha. Quisiera que me duela la muela o algo así tal vez pudiera dejar de sentir las punzadas, en mi bajo vientre ... un estertor y me enrosco. Bueno no sé si me enrosco me duele tanto que no se ni como soy ni quien soy... sudo me deshidrato, y nada, nada sale, absolutamente nada el olor es realmente apestoso como carne podrida creo que no son mis gases, soy yo, yo apesto a carne podrida, a carne muerta, sigo jadeando y sigo pujando talvez ya salga si siento que algo resbala algo de alivio esperaba un mojón grande, pero es algo viscoso algo pastoso lo que siento salir de mi… mierda como hiede, no hiede a mierda hiede como a cloaca me levanto con dificultad estoy muy cansado muy adolorido fijo mi mirada.. eso no es caca eso es… mierda me estoy pudriendo me desmorono mis tripas se caen, y yo… yo colapso Fermín murió de una peritonitis en el recto por estreñimiento.






Ariel Revollo Fernández (Cochabamba, 1976) Poeta. Tallerista. Formó parte del consejo editorial de la Revista punto aparte, donde escribió algunos artículos. Su obr aparece dispersa en revistas y antología.

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