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Trabajo de Campo de Jaime Pinos (selección)

DISCURSO DE LAS BELLAS LETRAS

No pude ser feliz, ello me fue negado,

pero escribí.

La letra con sangre

fue la historia de mi vida,

el delito

mi género predilecto,

el horror

una poética real

refrendada en cada una de mis obras.

Escribí sobre mí mismo

la mayoría de las veces,

más por soledad que por narcisismo.

La letra muerta de mis obras completas,

cuya redacción empecé a edad muy temprana,

sólo será comprensible para el lector atento.

La violencia fue mi estilo,

los golpes recibidos

mi principal influencia.

Ni escribí para la posteridad,

a pesar de ser un condenado,

ni me importaron los laureles

con que alguna vez me premiaron.

Escribí de cara a la muerte

y no me quedé en palabras.

Fui el autor de numerosos crímenes,

mis obras hablan por mí.

Yo soy el escritor maldito.

Yo soy el peor de los libros.

MATAR A LOS VIEJOS

Dina Ortiz (69)

ex profesora,

la Madre.

Fue rescatada el sábado en estado de desnutrición extremo (29

kilos)

desde la pieza nauseabunda donde yacía peor que un perro, sola,

comiendo trozos de colchón y sus propias fecas.

Héctor Marro (72)

ex contador,

el Padre.

Dice dormir sólo tres horas diarias.

Y lo hace a la intemperie en un sillón inmundo desde el pasado invierno.

En el interior del palacete el hedor no se aguanta.

Dina, Héctor, Francisco, Jorge, Graciela, Enrique, Elizabeth,

profesora, homeópata, ingeniero, músico, asistente social,

los Hijos.

Uno de sus hijos, juró a los detectives que no tenía recursos para cuidar a su madre.

Sin embargo posee auto y se nota que no le falta para comer.

Un caso entre muchos

fugazmente iluminado por los flashes.

Alimento para el morbo del público,

ese apetito insaciable.

Retirados

del trabajo y el consumo,

animales inservibles bajo

EL FRÍO LÁTIGO DE LA INDIFERENCIA.

Indigna la vejez

cuando agosto es todo el año.

A cambio de

una vida de trabajo,

moneda dura,

EL PAGO DE CHILE.

SEPARACIÓN. La ciudad está organizada según el principio de la segregación. Ciudades dentro de la ciudad, los guetos se sitúan a uno y otro extremo de la escala social. Arriba, los ricos, amura­llados, consumen el producto de la acumulación. Abajo, los po­bres, a la intemperie, se consumen en el rigor de la superviven­cia. Un tramado de impermeables membranas, mantiene ambos territorios sociales rigurosamente incomunicados. Al interior de sus respectivos sectores, demarcados por el límite del temor o la sospecha, ricos y pobres se mueven evitando traspasar la fronte­ra interna. El extenso muro invisible que oculta a unos de otros, que los separa a uno y otro lado de la ciudad dividida. La vida está organizada según el principio de la competencia. El sistema productivo impone el individualismo a ultranza como moral e ideología. La selección natural como norma de convivencia. La vida privada como único lugar de los afectos. Lo demás, el espa­cio público, un eriazo hiperpoblado, la experiencia cotidiana de la separación. La multitud de los solitarios, el abismo de distancia que media entre una y otra biografía. Cada uno en su claustro, en su diminuta celdilla hermética, viviendo su vida. La multitud de los desconocidos, nuestros semejantes, ese vacío en que nos movemos, a golpes o a empujones, codo a codo con nadie.

Los 2500 kilómetros de autopistas puentes túneles enlaces y conexiones paraderos plazas de peaje pasarelas peatonales calles y áreas de servicio la Ruta 5 como eje del territorio 1500 kilómetros de doble calzada doce vías transversales altos estándares de seguridad vial tecnología de flujo libre que permite el cobro de peaje sin que los automóviles tengan que detenerse sistemas de seguridad y control en túneles y exteriores conectados con tecnología IP centros de control de tránsito que operan en línea y en tiempo real con la información de postes SOS cámaras de seguridad para detección de incendios y exceso de velocidad móviles de atención las 24 horas eso y los apedreos habituales desde hace más de diez años por lo general sin llegar a establecerse los responsables delincuentes borrachos vagabundos o niños como es el caso de E.A.M.C (11) que la noche de este viernes jugaba en el paso nivel cercano a su domicilio Población Las Mercedes kilómetro 97 de la Ruta 5 Sur cuando lanzó la piedra que impactó al automóvil en que viajaba Andrea Urrejola (43) primera víctima fatal de estas pedradas que como balas perdidas llueven desde el cielo eso es nuestra modernidad

Recuerda

Es de noche

en el patio de la casa

su hija de tres años

salta una y otra vez

para alcanzar la luna

trata de tocarla

Abre sus pequeñas manos

alarga los brazos hacia el cielo

How high the moon

Aún no sabe que existe la muerte

Aún no sabe que existe el dinero

Salta una y otra vez

hacia la luna enorme

como si realmente

pudiera alcanzarla

de Trabajo de Campo

Jaime Pinos

Editorial Aparte

2018

Jaime Pinos (Santiago, 1970). Poeta, escritor, editor y productor. Publicó la novela: Los bigotes de Mustafá (Calabaza del Diablo, 1997; Lom, 2016), los libros de poesía: Criminal (Calabaza del Diablo, 2003; Cuneta, 2017) y Almanaque (Lanzallamas, 2007; Pez Espiral, 2016). Por esta casa editorial publicó el año 2014 el proyecto multimedia 80 Días, en conjunto con el fotógrafo Alexis Díaz. El año 2015 se recopiló gran parte de su trabajo crítico y ensayístico en el volumen Visión Periférica (Das Kapital); el 2017 se publicó una antología de su obra Trabajo de Campo (La Liga de la Justicia) y el 2018 Documental (Alquimia). Fue editor del sello independiente y la revista homónima La Calabaza del Diablo, e integrante del colectivo editorial Lanzallamas. Es uno de los organizadores de A Cielo Abierto. Festival de Poesía de Valparaíso, y socio fundador del proyecto Concreto Azul: librería, medio y centro cultural.

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