top of page

Sedimento: libro de Gaspar Peñaloza Avsolomovich (muestra)

SEDIMENTO

El recién nacido

confunde en el jardin

lo muerto con lo vivo

piedras con peluches

charcos con plástico

la paciflora con una mujer

ofreciendo pan de rodillas

una cocker masca su tallo

sus dientes de anciana

junto a las hojas cafés

y amarillas caen

preocuparse ignorarla

es satisfacerse

o indicarlo

la perra ocupa

el lugar de la raíz

ahora como antes

le arrancamos flores

para adornar su tumba

arrastrar ese macetero hacia el sol

tomó mi vida cada mañana

dejó una huella de arcilla

que divide el jardín

olvidé incluso

el escondite de frugelés

pero había muerto

descubrir volver

a la sopa que es uno mismo

y no puedes reemplazar

pero cambia el modo

de cantar una sensación

bastaría

contra una planta muerta

intentando tocar arcilla

en la que mis pisadas

estampan columbia

esta es mi huella

ola quebrándose sobre una isla

impresa en un cartón tras la vitrina

de la tienda deportiva

en un shopping

mi abuelo deslizando

su tarjeta ansioso

por darme algo

no es más que un trance

se borra con él

con mucho menos que la brisa

suena el timbre el jardín confía

en los cuerpos que fingen dormir

al interior de la casa

la siesta con pulgas

el dolor de no escoger

el color de las paredes

arrancan

una dulzura los devuelve

el teléfono suena destartalado

no contestan se sabe

que es un familiar

la orina reposa con la tapa abierta

nadie apaga la televisión

corta la gotera

o alimenta a la cocker

se escucha la risa del recién nacido

quieres ir

pero al oído te recuerdan

lo molesto del tono de tu pieza

ni siquiera es blanco te dice

verde patito

lo acabas de anotar

como la ballena azul

entender que la agilidad sobra

cuando no es innata

de eso muere el ahogado

por no respirar acorde a su ritmo

el recién nacido confunde su cuerpo

con la planta muerta la perra

los que duermen al interior de la casa

perdido hasta golpear

una ballena azul contra la gravilla

sin saber dónde termina

su mano

o empieza el plástico

aguantar

hasta que sacan

otro conejo del sombrero

detenerse

pestañeo y contengo

el golpe de una ciruela

verde en la frente

perseguir hasta el ahogo

aunque no hay manera

de devolver la ofensa

peor

esa persecución la intensifica

por eso renuncio a la carrera

noto ya estoy lejos de la base

volver y proteger el rostro

podría demostrar convencimiento

o aceptar no hay más

que la manzana donde vivo

al final de la queja

como al deshojar una flor

encuentras un líquido dulce

pero escaso si el abandono

dona al paisaje una perspectiva

aunque podes los restos podridos

tendrías que esconderlos en algún lado

mejor pararse

observar en la luz apagada

un incienso gira y forma un círculo

así mismo eres posible

en la micro

puedes seguir persignándote

si es lo que sirve

defender la foto familiar

el refrigerador hace música

con sus averías es otro pero aún

está el silencio para escucharlo

que acaba

en mal clima al dibujar un puente

purgar la pereza agotarse volver

con la cosecha sobre la espalda

sin pensar que el sol la madura

el paisaje nunca será uno

más entre mis dedos

solo queda indicar sus matices

uno el abandono dos

el despertar

en la calle no hay árboles frutales

la cosecha por propinas la acarrean

hasta el cuarto piso donde vives

una mañana lanzaste una uva a la calle

bajo esa mancha aturdida por el tráfico

fundimos las joyas maternas para hacer un garrote

contra árboles sin frutos trepando el cielo como si estuviera

quemamos las fotos paternas para hacer un rito

el humo trepando junto a la vista

tras las nubes ya no está

entrar crujiendo de sed en la maceta

levantando pavimento frente a las tiendas comerciales

sin arte no hay resorte ni suerte de rumbo

dardos repartidos contra el pecho de este tiempo

al nombrar el polvo que la razón

esconde bajo la alfombra

embarazando a oscuras el terreno llano

que la palabra desaloja contra nuestra voluntad

el paisaje un ejercicio

que cabe en la palma de la mano

se llena de luz

sacamos de cuajo

la cortina para tapar el puente

se lo queda el musgo

al ver crecer su mancha

aprendemos de los viejos

descansamos al estar

en dos puntos a la vez

de Sedimento

Editorial Aparte

2018

Gaspar Peñaloza Avsolomovich (Viña del Mar, 1994). Reside en la ciudad de Valparaíso, donde es editor de la revista Concreto Azul (www.concretoazul.cl). Es coordinador de los talleres y actividades que se realizan en el espacio homónimo. Sedimento es su primera publicación.


bottom of page