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Estoy solo, más hecho de enfermedad que de lozanía: tres poemas de Rodrigo Figueroa

LOS PÁJAROS NO FUERON HECHOS PARA CANTAR

ni nosotros para morir llorando -decías

mientras, vaciabas tus bolsillos

sobre los escalones

que te llevaron al reposo

Ha llegado el momento

en que la ceniza

descanse aquí

en el hueco que crece

en los costados del pantalón

en el espacio que existe

entre mis dientes y sus encías

para morder

un poco el polvo

con la cara contra el suelo

como una gallina temerosa

dando sus últimos picotazos

contra el barro en el corral

La tierra misma hará el resto

la raíz que se hunde y

crece como un tronco

es un roble dormido

en la alquimia de la maleza

desde de la lengua

una piedra, también, crece

entre el polvo que se asoma

como este instante

atravesado por un rayo

que incendia la casa de la infancia

el humo de la madera

no nos protegerá de la muerte

ni el aleteo de un ave y su caída

ni una bola de fuego encendiendo el aire

ni mucho menos el canto de un pájaro

que tarde descubre el boquete que ha abierto el tiempo en el colorido disfraz de su plumaje

LA SOMBRA DA SU SERMÓN DE FRAILE A LA TIERRA MENDIGA

Esta casa desaparece en el fondo de una plegaria que elevada en otros tiempos no tiene quien la oiga

un murmullo reptando entre las sales de las rocas bajo un sol que altivo desmerece su tibieza.

y así espero como si nombrarte fuese parte del espino un clavo contra el viento en el centro de tus manos

cuando la noche es el aullido de los perros

temerosos del aire que nos desbarata forajido

no hay gallo que cante nuestro salmo nuestro pedazo de luna asomando entre los huesos nuestra porfía martillando la osamenta de las palabras

desaparecen las ventanas, las puertas cerradas con sus fatídicos candados se abren

el colchón del que nos servimos para poner en práctica

el horror de sabernos muertos, se llena de ratones

los colmillos se gastan en los estómagos de los críos

contra las paredes anunciamos la plaga

esta falsa manera de nombrar al mundo con el alquitrán pegándose a las muelas

Estoy solo, más hecho de enfermedad que de lozanía

Ya mi voz va agotando su lenta concertina

y esta casa desaparece como tu voz en la marea infranqueable de los océanos y los peces flotando orillados en el alboroto de las aguas.

Nos estamos hundiendo caemos desprovistos hasta el fondo de la hojarasca

y salimos a gritos expulsados por las narices a trompadas con nuestro reflejo

y ahora somos tan solo el cuchillo

brillando en el filo impasible de la distancia.

CUANDO LA NOCHE CIERRA LOS PÁRPADOS DEL RÍO

I

Las calles olvidan

el paso de los autos

el sonar de sus bocinas y

la tierra brota del asfalto

cuando los minuteros apuntan la ruta de los cartílagos

el vuelo frenético de los pájaros

desplumando con su paso

las bugambilias que nacen

cuando cierras los ojos

De pronto

la vida se decolora y

las nubes cruzan como amapolas

en un sueño desbordando las cuencas

entonces, el verde vuelve y se asoma

como un niño escondido en los matorrales.

II

En el aire las palabras dibujan la herida

la oración que ilumina el lunes

un hombre vestido de verde

insomne cruzando el alba

cuando la noche apaga

los semáforos de la prudencia y

los párpados fluyen como un toro

embistiendo contra aquello que fuimos

Un día sin explicaciones

vendrá perdiendo los dientes

el sentido roto de estos versos

Oh! César! Oh! Jaime!

Pieza por pieza incendiemos nuestras guitarras

cuerda a cuerda desafinemos

este canto sostenido en la sin razón.

III

Escucha:

los pájaros han cesado su canto

los perros no aullan

el verde ha devenido en carne.

Estamos solos

en medio de la coraza el torvo aleteo ante la nada

el tiempo ahora eres tú misma

intentando contarme algo

que se confunde con la orfandad

con una gota de aceite empañando la pupila

con la terquedad que sentimos

al abrir la boca al mordernos las orejas al atar el nudo que ciego nos fuerza a caminar siempre a zancadillas

Los anteriores textos son parte del poemario ganador del premio Edmundo Camargo 2017


Rodrigo Figueroa (Cochabamba) Egresado de la carrera de ingeniería Financiera. Ha participado en la antología de poetas sudamericanos nacidos en los noventa “90 revoluciones” (Mecánica giratoria Ecuador 2015), ha ganado el concurso municipal de poesía Edmundo Camargo 2017 y ha obtenido la beca de creación literaria del consejo nacional de la cultura y las artes chile 2018.



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