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La risa de los estúpidos: cuatro poemas de Rocío Ágreda

NADA DEBE INICIARSE CONTRA UN MOVIMIENTO QUE DESISTE EN EL INSTANTE FINAL

pavor de decir con simiente gastada de engendrar

estrellas de saliva de cinco puntas

afuera

no es un movimiento

es un desfloramiento de la luz

adentro

son palabras de enana

que perdió el aullido

que extravió los ojos donde no hubo qué mirar

son las manos

que escarban entre las moscas

el principio de identidad

entre por ejemplo A y Z

son las erecciones brutales de los ahorcados

son esos ejercicios irresueltos de

la matemática del amor

NON SEQUITUR

La risa de los estúpidos. Los espejos animados del rey más venal. Todo con trompetas militares de un final apocalíptico, eclíptico. La tortuga ecuestre de un fabulario imposible. Un campeón de natación no heracliteano. Los mares rojos de Lady Macbeth. Los funerales de Gregorio Samsa. Sócrates escribe, lo vimos en una postal. Platón es la vanguardia, es el cabo suelto. Zenón, cruel Zenón de Elea! decías tú. Los olvido a todos. No te olvidaré nunca. La repetición de la fórmula. La rebelión de la cosa que arde en la visión del ciego. Inventarios del dolor. Ciudad áurea/úrea ciudad. En el nombre de las hijas. En el nombre de la píldora de todos los días de después. Hay un vacío que no será llenado de manera convencional. Toda profundidad no se cancela en un orificio, la profundidad es una hendidura de la superficie, una artimaña de los topos.

QUÉ GANAS DE DESINTEGRARNOS LOS ÓRGANOS

En las plazas irracionales de la noche

Esas cacerías sin depredación

La policía busca agentes extraños en nuestra risa

Cierto hemos devenido solares

Pero a oscuras o detrás de mi sombra

Silenciosamente tú ya florecías para otras decapitaciones

Dijiste soy el niño que templó su corazón entre bandoneones azules

que se crio con docilidad en los blancos espejos del sacrificio

Ya puede parecer un recurso truculento y muy antiguo

Pero entonces una voz me dijo

Olvida su número

Y yo lo intenté cada día

Por trescientosdieciocho días

Finalmente se fue de mi memoria motora

Tal como se me había ido de las manos el juego que ya no quisiste

Jugar o que de tanto jugar ya no estábamos en lo mismo

Pero si el mar pudo salvarte

Pienso que lo que me salvaba a mí siempre era la sal

Esa música silenciosa de tus ojos

NO ME SALE TITULAR POEMAS

después de haber fumado cinco camels

no recuerdo cómo respirar

y me hormiguea la cabeza y me rio

de lo pretendido en mi pretensión

alguien o el lenguaje me susurra un canto

y torpe como soy elijo las palabras más ásperas

tú ven digo levantando el brazo

es de esperarse que en la noche

y lunáticamente crea en el prestigio de la poesía por un momento

las sirenas restallan en la minería de mis oídos

jamás había pensado en la astucia de la cera hasta ahora

premeditaciones de las que carece una mujer como yo

que creció oyendo su canto vacío

¿por qué el ser y no la nada?

cantaban en 1987

algo por el estilo

cuando miraba las estrellas desde las graderías de cemento

y no dejaba de pensar en la niña que se apretujó contra mi cuerpo y la pared

mientras nuestros padres discutían la venta de la casa

se llamaba Liliam acaso sin esa vehemencia

después también me besaron otras mujeres hermosas

un algodonero inventaba por primera vez el color amarillo

en el patio de su casa

Inéditos

Rocío Ágreda (Bolivia). Estudió Filosofía y letras. Participó en los proyectos editoriales independientes Género aburrido (La Paz, 2011) y Lenguanegra (Cochabamba, 2013). Ha gestionado y participado en encuentros literarios independientes: Poetas dientes de leche, 2010. A toda costa, 2010. Tea Party, 2014. Panza de oro, 2015. Publicó Detritus (2017).

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