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Adela Zamudio desde Foucault: ensayo de Alejandría Carranza

La mujer es un ser anormal en una sociedad hecha por hombres y para hombres. Ella representa al caos dentro de una sociedad neta o pretenciosamente racional. La mujer es el cuerpo del deseo, el cuerpo de emociones, de sentimientos. Hay que combatirla si se quiere alguna paz, si se pretende vivir en orden, bajo la ley de la razón. Debe reprimirse en ella la expresión de sí misma, y en los otros, el deseo, la rabia que les provoca su intromisión en los ámbitos de la razón. La polis es una organización racional de las personas. Cada cual cumple una función. La exclusión puede ser un síntoma de rabia.

En el poema Loca de hierro de Adela Zamudio se encontrarán huellas de relaciones de poder en torno a la mujer, como personaje de la sociedad, moldeado y construido, que reacciona antes que resistir.

Zamudio crea un personaje capaz de violar la ley del hombre. Tula es una loca, que un día es internada en un hospital, pero que logra escapar, mediante la firmeza de su carácter, a través del silencio y la inmovilidad de piedra. En el poema Loca de hierro se advierte la disciplina de coser de Tula, el personaje principal del poema:

Ya fuese esta labor una mortaja, Ya fuese una gala nupcial, Cual máquina insensible La vi días tras días trabajar.



Mujer máquina de coser: el trabajo libera de pensar-sentir. La soledad es parte del trabajo o un trabajo en sí mismo. Requiere una disciplina, pues no hay cadenas que aten físicamente al cuerpo y lo destinen a la soledad. En tanto existe la libertad de “salir al encuentro”, de buscar una compañía, la soledad es una disciplina que se autoimpone. Describe una microfísica del poder.

En el capítulo “Soledad en el cosmos” del libro de Literatura comentada se encuentran algunos rastros sobre esta tecnología del poder, con referencia al poema En el campo de Adela Zamudio: “El poema, en suma, pone en evidencia el profundo conocimiento que la autora poseía de la soledad (esta soledad es la suya, la de su propia vida; no fue casual que ya de joven Adela Zamudio hubiese elegido “Soledad” como seudónimo literario)” (CASTAÑÓN: 60)

En otros versos de Loca de hierro, se encuentra otra referencia a la soledad, durante la contemplación del horizonte desde una cumbre,

Tula describe:

Abajo, los rumores de la vida, Arriba la salvaje soledad.


Tula realiza esta descripción en el momento más feliz de su vida, cuando todo era “salud y libertad”. Sin embargo, la soledad es una constante, un presagio del futuro, recuerdo del pasado, de la desolación. Más adelante en el poema, Tula comentará de su niñez:


He presentido, en lóbregos ensueños Que agitaron mis noches sin dormir, Mi paso por los páramos sombríos Del porvenir…



En su libro, Castañón hace una acotación sobre los sentimientos que se expresan en el poema En el campo: “lo que más impresiona en él (el poema): el estado de terror y de pánico del “yo” de la poetisa ante el mundo que la rodea.” (CASTAÑÓN: 58) Si bien el autor se toma la libertad de sacar juicios de valor sobre la autora y sus sentimientos, con mayor cautela, se podría señalar que el sentimiento de soledad que se detecta en los poemas de Adela Zamudio se encuentra acompañado, o es reacción (y por ello una acción de poder, “acciones sobre acciones”) ante el mundo. Los sentimientos bajos: la envidia, desidia, perversidad, de algún modo llevan a reaccionar a Tula, el personaje del poema. De cierto modo, la soledad es una fortaleza, una acción frente a otra acción, que protege y da poder a quien la domestica. El enfrentamiento de estas dos fuerzas: la soledad y el mundo, con toda su atrocidad y bajo la metáfora del ruido, es más claro en la siguiente cita: “Ellos (los ruidos), unidos a la soledad del “yo” y a la oscuridad del ambiente, entretejen esa realidad de terror, pánico y violencia psíquica que dicen de la angustia y sufrimiento que atenazan el alma desamparada perdida en la inmensidad de un cosmos que la hostiliza” (CASTAÑÓN: 58)

La lucha de sentimientos e impresiones tiene lugar en el “yo”, que se identifica como punto de disputa. Se individualiza al “yo” proponiendo un mundo atiborrado de “ruidos”, al mismo tiempo que la huida eterna hacia la soledad. La mujer, como cuerpo de sentimientos enfrentados, debe tomar una decisión. La soledad es el camino más tranquilo, en apariencia. Una tecnología de poder que no ejerce violencia, como el ruido.

Es así que Castañón agrega a su lectura de En el campo: “la intensidad del cosmos, lentamente, se ha introducido en el “yo” y se ha apoderado del alma de la poetisa despojándola de la poca tranquilidad que le quedaba, si es que quedaba alguna.” (CASTAÑÓN: 59) Las relaciones con el cosmos representan los ruidos de una tormenta, pero podrían simbolizar también las afecciones de una realidad inmediata, el entorno, el mundo, la sociedad.

Si bien el mentado autor señala que: “Adela Zamudio tuvo siempre la mirada atenta a los llamados de la razón. Esto explica varios aspectos de su atrayente personalidad. Se mostró con inclinaciones claras a la duda, la incertidumbre, la explicación racional de los hechos”, esto puede discutirse desde la presente perspectiva. Pues, como mujer, Adela fue lugar de sentimientos enfrentados. La soledad es una tecnología de poder, pero que en la mujer adquiere un carácter sensible, como en el caso de la Loca de hierro. La soledad es una salida, pero no lógica, planificada ni calculada. La mujer se encuentra arrojada a la soledad, como se dijo del hombre frente a su destino. Tula relata el génesis de su locura, que no es otra cosa que su soledad:


Una borrasca de dolor sin nombre Pasó por mí;

Murió sin verme al fin, a pocos días… ¿No te han dicho nunca? ¡enloquecí! Como sigue, la descripción de la locura por Tula: Vagar si tino, absorta en una idea, Buscar la soledad, Dudar de todos, desconfiar de todo Y odiar la humanidad.


En esta autora se puede encontrar que estos dos caminos son los únicos posibles, pues la muerte no cuenta como opción. Sostiene Castañón: “Algo hay en los versos finales que da a entender cómo a pesar de la angustia y el dolor, el “yo” se opone a la llegada del triste consuelo de la muerte” (CASTAÑÓN: 60)

Una relación de poder que destaca en Loca de hierro es la que se tiende entre una “mujer fatal” y otra mujer. La belleza en la mujer es una de las fuerzas que más influye en su relación con el mundo y con otras mujeres. Respecto a ello, sostiene la poeta:


La sociedad es un jardín, y en ella Brotan flores más bellas cada vez. Para toda mujer vana y hermosa Hay un fantasma horrible: — la vejez.


En esta relación, quien decide a la larga es el tiempo. Sin embargo, esto no le quita fuerza a la belleza. Respecto de Laura, su rival, Tula dice:


Su hermosura era aquella que en los hombres Ejerce más poder; Esa hermosura que habla a los sentidos Y que hace enloquecer.



La belleza, puede ser, a fin de cuentas, la causa de la locura de Tula. Por su belleza, Laura se quedó con el amor de Tula: su amado, su padre y su ahijado. Sólo el tiempo vence este poder, le dobla el brazo. Tal vez en ello se pueda rastrar la soledad de la mujer, como la soledad y la locura de Tula. De cualquier forma, la belleza de la juventud es una tecnología de poder que moldea el “yo” y lo define, en “un jardín”, frente a los otros, en la sociedad. Al mismo tiempo, la belleza es ejercida por la mujer con relación a las demás personas, y define situaciones, a pesar de ser un poder efímero.

Otro aspecto que interesa del poema Loca de hierro son las tecnologías de poder que actúan en la construcción del “yo” de la loca. La locura misma, como “eclipse gradual de la razón”, es una reacción. La luna que cubre al sol. Explica Tula:


¿Sabes qué es la locura? Es el violento Grito de horror que da El ser a quien torturan mil dolores Cuando no puede soportarlos ya.



Producto del suplicio del alma. Respuesta a estímulos violentos y repetitivos. El dolor cesa ¿o se extiende? Ya no hay reacción alguna. Es el momento más hondo de la agonía.

Es la protesta enérgica y salvaje Que agotando las fuerzas de una vez Nos hunde en un sopor… sopor sin calma, Morbosa languidez.



Las “mil muertes” a las que Foucault se refería, con relación al suplicio. En este caso se asiste a la muerte del alma:



Mi alma está muerta y burla me parece Sentir y amar



La locura es como un gran olvido, una fuerza oscura que opaca la razón y los recuerdos. En el sentido en que la locura escapa de la muerte, se puede decir que ésta es una respuesta de la voluntad frente al dolor. La loca señala:


En los grandes dolores, el dilema Es: — Morir u olvidar.



Las relaciones de poder que ejerce la loca de hierro son de interés para un análisis más profundo, aunque se deba admitir antes que la locura gana, pues no se la puede analizar racionalmente. Más allá de lo que sea la locura, la mujer loca, como expresión de protesta frente a un mundo racional, es, más que cualquier mujer, punto de conflicto. El yo de la mujer loca expresa un caos con su propia lógica.






Alejandría Carranza Gómez-García (La Paz, 1984) es editora y directora de la revista Cien de Cien y de la editorial artesanal Mefistofelia. Ha publicado los poemarios: "Lirio a Lamelí" (2007), "9 (o Yaciente)" (2008), "Mosca fabisófica y maginés" (2009), "La conversación de los pájaros" en co-autoría con Víctor Salvador (2010), "Lábil Ser-Piente (o la danza de la medusa)" (2011) y "Fénix" (2015).

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