Si el oxígeno no fuera tumba suficiente: cinco poemas de Varona Miranda
VUELVE A PASAR POR EL CORAZÓN
Es mi vida un montoncito de palabras perdurables
mi casa ladrillos de procacidad, crudeza y escatología
mi familia procede de las estirpes de corsarios más antigua
fui de aquellas que al nacer, en vez de un árbol,
bajo la almohada dormía con la cítara
de las de alma vikinga viajando más allá del Pacífico
con la sola intención de colonizar amor y epistemología
de las que pensaban tener preparado un kimono para el frío averno
y una tarrina de 4000 litros de helado nazi para el Cancerbero
me propuse en la adolescencia tardía ser lenteja de presos,
cebolla de niños, trigo de libertad, belladona de justicia
y en la realidad es que sólo aspiro a vendedora de cerillas
tuve la ingenuidad de la abeja asustada,
prové del aleteo de arzobispo en flagelación mística
en la actualidad soy testigo vigente de la destrucción de la biblioteca de Alejandría
entre tanto yo voy maquinando las palabras que acompañen mi
epitafio
algo así como un canto desesperado de atención al extranjero
vuelve a pasar por el corazón de Alejandría
EL TEMPLO DEL PRESTIDIGITADOR
¡Sentada!
Como había hecho durante cinco años.
Con sapos y ranas jugando
al cruz y raya en el córtex cerebral.
Era el Templo de las cariátides podridas,
cuyos pasillos, con especial olor a intelligentsia,
producían anginas.
Su césped era lo único que reconfortaba,
y entre ecos de versos
que relataban al marinero maldito,
mujeres agorafóbicas masturbándose,
el poeta eléctrico llorando la muerte,
o el ritmo prerrafaelita de la barca del arte moribundo,
la ventana trasladaba a una habitación en Arles.
La enfermedad invadía los árboles,
Van Gogh resucitaba durante el encarcelamiento
¡Casa Amarilla!
y entre lección e instrucción
los pupitres alquilaban el nombre
a los arbustos del Jardín del Poeta.
Sin embargo, cuando se traspasaba
las puertas de salida se respiraba ese incienso
repugnante en los pasillos: olor fétido de dandy adiestrado.
¡Horizonte flamenco!
Bancos de parque , siameses de la pared,
aspirando a tabla de juegos del charlatán.
La figura sin nombre, la pluma jorobada
en busca de sublimidad, de anacronicidad biológica,
simpatizante de Ignatius J. Reilly,
observaba los excrementos de caballos
en los resquicios de la iglesia de Pedro.
- Ay , perdónales bendita - lo que seas-
pues en esta medievalidad moderna
pasamos hambre de tinta
y recibimos como pan la mentira.
Sí, hambre de tinta que nos descarta
como descendientes directos de Gutenberg.
Pasillos divorciados, psiquiátrico,
¡Plagio absurdo del Senado Romano!
¡Ejército de prestidigitadores!
Y las plumas jorobadas...
sus meros simplones curiosos.
LOS TRES PELOS DE ORO DEL DIABLO
los egipcios están en peligro de extinción
arqueólogos procedentes de la Corte de los Milagros
dicen haber encontrado papiros de valor inconmensurable
esperan todos los gansos traducir sus jeroglíficos en tu leyenda
serán los mismos que en tu lecho de muerte
no pierdan instante en sacar el cuchillo arrancando tu piel de la fortuna
pocas son las hierbas que logran engañar a un caldero
para hacer resurgir de su estómago una receta mágica
tu muerte fue en la cama casado con tu princesa
y el recuerdo de ser una hormiga entre los pliegues de mi falda
el mundo te había dado preguntas imposibles de responder
un payaso te mendigaba tres pelos de oro del Diablo
hoy soy la anciana que reescribe el cuento
te dejo ser devorado por sus fauces antes de que te creen una
epopeya
siento que es preciso dejar al mundo sin saber
por qué la fuente donde manaba vino ya no da ni agua
por qué el árbol de manzanas de oro no tiene ya ni hojas
por qué el barquero que vaga de orilla a orilla nunca tendrá
jubilación.
RASPUTIN
Todo se abalanzó sobre el verbo
la oscuridad surtía desfiles de confeti entre el muro de la acción
se destapaba la hemofilia del acantilado de poros
los pasos del crudo invierno convirtiéndose en verano
la marca de octubre engordando las persianas
yacía el verbo ahí
en el mismo centro de la disonancia del nacimiento cósmico
un minusválido sin sujeto
transmutado al oxígeno de la carne
la pareidolia de un caballo en una nube
Así me dijo Rasputin.
QUIRÓN Y LA DESCOMPOSICIÓN DE LA NOCHE
sodoma y gomorra se deslíe al celícola como gabán
pasta sin cesar el cultivo de las sierras sufridoras de alopecia
fuerza al edén a fundirse en el canto de un cérvido
cada vez que los petigrís recuerdan su lenguaje
una orilla se hace estatua y es expolio de las aguas el plumaje
cuenta los cadáveres del pensamiento huyendo del sopor
nada de esto suele ser periscopio gacela extinta
nada de esto suele ser trigo a bordo de un barco
ballena desmañada para nadar
pez insistente por correr al lado del canguro
me pregunta cuánto tarda la noche en descomponerse
cuando soy predilecta al aniquilamiento de nubes y metales
a deshilar palomas en la orfebrería de acantilados
lo pregunta como si fuera lluvia silbada por cigarra
un melocotón en fiebre de su jugo
pregunta como si el oxígeno no fuera tumba suficiente
o el perecer con cada cascada invertida por el estómago de avestruz
no fueran gorgonas enseñando las encías
sigue sin surtir efecto la cola de caballo junto al edificio
persisto en aplastar en los fanales grano de arena
a saber qué diría el lagarto griego con vaso de infusión fría
si es cuestión de ser, yo... que soy aerógrafo indefinido
desquiciada por el terremoto del teletransportador en mirada
haciendo felpudo en vaivén del polvo
escuchando a sirenas de Odiseo (o era Newton) mientras la naranja caía
la descomposición de la noche tiene ruedas y maletas
tarda en descomponerse la noche tanto como se pierde un calcetín
tarda lo que la cremallera en desabrochar la inconsciencia
tarda lo que la comisura de la grietas crean balnearios a caracolas
tanto como un beso cae preso en cárcel a cadena perpetua
tarda la noche en descomponerse tanto como salirle sarampión al cielo
tarda lo que el centauro compra su billete fuera de Pelión
tarda lo que tardaste en acariciar lo único de océano tanto como recolectar toda la clorofila y resina del mundo en un bolsillo
la descomposición de la noche es tarea pendiente en Fermat
pequeño era el margen como para dibujar una esfera
la noche se descompone a la velocidad que la neréida elige cliente
tarda lo que las conchas le hacen la guerra al mar
tarda un claustro de espíritu hablando agua.
Vanora Miranda Soriano (Madrid, 1990) Cursa Estudios Ingleses en la Universidad Complutense de Madrid. A los 15 años participó en el certamen poético británico "Great Minds" con el poema Love of Roses, posteriormente publicado dentro de la antología editada por el propio certamen. Su trabajo se centra en la imagen surrealista evocada de los lugares de la conciencia donde la lírica no llega, aquellos lugares que sólo pueden recrearse mediante ilusiones épicas. Su poesía ahonda en el quebrantamiento sintagmático que supone la amplificación de la conciencia poética. En la actualidad, se encuentra investigando sobre la obra poética de la poeta canadiense Elizabeth Smart y la relación de ésta con la lírica medieval para su Trabajo de Fin de Grado. Su trabajo puede leerse a través de sus publicaciones en la plataforma digital Escritores Complutense 2.0.