Momento de tirar la cadena: siete poemas de Fernando Escobar Paéz
PLEGARIAS
Me frotaré las asfixias contra tu fémur y serás mi última lealtad, pues el pasado se me cae como un Ícaro Sangriento, como un beso del que fui ausente.
Entonces mis arrugas –que nunca fueron más que libélulas fracasadas– te crearán océanos para que pueda inundarte los dientes. Perpetraré una plegaria para olerte las pestañas, y otra –un poco menos obscena– para eyectarte hacia la madrugada y contemplarte mientras copulas con mi sombra.
MIEDO
Tu miedo es el santuario de mi verga, el seppuku que tejí para derrotar la prostitución que albergas en las pestañas, dimensión perfecta donde tu útero es letrina para mis caballos más hermosos, el agua muerta con la que purifico esa pequeña pústula a la que llamas vida. Es el miedo. Tu miedo.
MOMENTO DE JALAR LA CADENA
El amor es el lugar del excremento.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Admirarte mientras defecas fue mi perdición. Soy Acteón y tu mierda congelada es la jauría sagrada que se alimenta de mi rostro.
Son punzantes los cristales que se forman en tu ano. Tal vez por eso me enamoré de ti: armas filosas escondidas dentro de un trasero frágil, culo de gata, más peligroso que las propias garras.
Pero pese a la coprofilia que me habita desde que te conocí, ha llegado el momento de jalar la cadena.
LA CAQUITA DE DIOS
Siento como si Dios hubiera usado el baño de una gasolinera y yo fuera su caquita. El muy Todopoderoso se olvidó de jalar la palanca, y me dejó a mí, la creación de su ano, flotando en el inodoro, mientras las personas entran a mear encima de mí y nadie se atreve a tirar la cadena, porque saben que soy un regalo oloroso de Dios para la humanidad: es mejor taparse la nariz y fingir que no estoy ahí.
SÍSIFO DE ALGODÓN
Troya fue la primera vagina que se transmutó en ciudad y Yo el general fracasado que la perdió. Abrí la ciudadela de carne y my little pony se convirtió en yegua viciosa que ensanchó el sacro agujero al que entregué mi devoción.
Para expiar mis culpas, me volví Ixión El Pajero. Con mi dolor engendré monstruos sabios, pese a ello, sigo llorando por el semen ajeno que me persigue con la ferocidad de un jinete escita.
He vuelto a escapar, pero mis brazos cargan con la prostituida arqueología de Alejandría, como un Sísifo de algodón que lucha en vano contra la piedra que lo condena.
LAS CHICAS FOLLAN CON TODOS, MENOS CONMIGO
No puedo confiar en algo
que sangra cinco días y no se muere.
SOUTH PARK
Mis amigos
se la pasan contándome
quien sabe dar una buena mamada
y quien no,
Yo como solo follo por accidente
me quedo callado
regreso a ver
la inutilidad que tengo entre las piernas,
pienso en todos los “casi la cojo”,
compro cerveza
finjo que estoy bien
alzo mis cabezas
el bar está lleno de chicas solas
que no quieren conocerme,
pero igual
escojo mi presa
me acerco
pongo mi mejor cara de “yo también soy como los otros”,
la chica sonríe
todo va bien,
hasta que empieza a contarme
de lo inteligente que es su novio,
que debería conocerlo
que de seguro nos vamos a llevar bien.
Regreso a casa temprano
después de 90 cervezas más
y de haber vomitado en las piernas
del novio de la chica.
CHIQUITO
Volverse loco es como no haber nacido
Y hasta es cómico: Pasar del confinamiento del útero al confinamiento del manicomio.
OSVALDO LAMBORGHINI
Cada vez que escribo
me convierto en peor persona,
cuando no lo consigo
solo soy un fracasado inocente
añorando la mierda
que marca su frente,
mi sombra más puerca
donde solo la venganza me vuelve hermoso,
lo que no pude ser,
aplauso genérico
cuando me quejo
obedeciendo mi supuesta herencia judía
que –además de la nariz ganchuda-
justificaría mi proverbial culto a los muros
inutilidad para jugar al fútbol
temor al mar
y mi verga chiquita de tanta culpa
tanta pero tanta tanta
culpa
que solo es visible cuando le sonríe una pantalla,
todo un Alexander Portnoy pero posmoderno y más pajero todavía.
Madre, dile a esa puta que no me mande más fotos en tanga
que mis trabajadoras manos se estancan
de tanta tanga,
yo demasiado culpable para secarme bien
y no dejar pegajoso el teclado
que luego usarán padre, hermana y empleada
para mandar e-mails donde notifiquen
a los medios de comunicación
que ya mismo consigo trabajo honesto,
que mis treinta años no han sido tan fieros,
solo confusión y alcoholismo que no hace mucho daño
porque sigo siendo chiquito como un pene mal circuncidado,
tan chiquito
que no lastima
a nadie más que a mí mismo,
y que a veces hasta llevo dinero a la casa
con esa farsa de la literatura,
aunque pareciera que trabajo en ese shawarma
donde siempre me encuentran fumando lechuga
y con siete botellas menos,
las manos como servilleta vieja
llenas de ceniza y orines ajenos
como mi futuro
cuando al fin ustedes se decidan
a mandarme a la casita de la verga,
porque solo les presento chicas ebrias
a las que no siempre me culeo,
y a veces familia quisiera nietos
que no se parezcan a mí,
porque entre mi tío muerto y yo
nos hemos bebido mínimo tres ríos Jordan y un Mar Muerto
y mi primo va por el mismo camino.
¡Vergüenza!
¡vergüenza!
¡vergüenza!
en el vasito de cerveza
que me pego lunes en la mañana
porque si me quedo en casa
pongo en la compu la foto en tanga que me mandó esa pendejita que no me follé
y aunque me moje la verga,
no se me quita la sed del cráneo,
y que pereza hacer la tesis o buscar trabajo
cuando uno se siente tan chiquito y seco
como la cadena de pixeles rojos
que cubren ese pubis playero
que jamás oleré.
Mejor beberse la culpa
y bancarse la puteada de madre judía
cuando llegue ebrio y chiro
peor que egipcio en fiestas de Seth
a fingir que duermo y no siento
los paraísos muertos
donde yo tenía churos
y era el mejor alumno al que todos sus compañeros golpeaban,
pero que era admirado por su madre,
pese a que nunca escribió
un solo poema decente.
de "Escúpeme en la Verga" (2013)
Fernando Escobar Páez (Quito, 1982). Escritor y periodista. Su obra poética ha sido traducida parcialmente al inglés, alemán, portugués y francés. Colabora regularmente con varios medios impresos en las secciones de cultura y política.Ha publicado los poemarios Los Ganadores y Yo (2006), Escúpeme en la verga (2013) y el libro anfibio Miss O'ginia (2011), el cual ha sido publicado en Ecuador, España, Argentina y Chile.Textos suyos constan en una veintena de antologías de poesía y crónica periodística, tanto en Ecuador como en el extranjero.