¿A qué juegan cuando están solos?: cinco poemas de Ramiro Lomelí
AL BUEN EMPRENDEDOR POCAS PALABRAS
el mundo son preguntas contestadas con ironía,
es claro que en otro plano el destino de un tren
es la séptima ciudad, donde las mujeres lanzan
baldazos de orgasmos a Paganini, florecillas blancas
/probemos que no hay más verdad que la poesía,
la más verdadera de las mentiras/;
pero piense usted en los consejos a microempresarios:
las innovaciones no son referidas sólo al producto,
sino a los servicios como el ofrecido ya
en algunas ciudades del país, compra y venta
de productos anunciados por televisión e Internet,
pedidos por teléfono o por inbox y entregados en casa
con cargo a la tarjeta de crédito:
¿cuál de las alternativas anteriores cree usted
que describe mejor lo sucedido?
NUEVO ELOGIO DE LA LOCURA
todo asesinato dentro de un templo
debe ser sonorizado con notas de Vivaldi,
según el canon del cine;
todas las creaturas están ausentes,
/paradoja digna de detectives/,
mirando al búho caminar por las cuerdas del violín;
igual Pancho Barraza habría cantado
en las Bodas de Canaán, porque el mundo
siempre está volteado; resulta muy racional:
nuestros cuerpos van de la cabeza a los pies
/y ve que la razón inventó la guillotina/;
pero si vas con zapatos de payaso,
el ser sube de los pies a la cabeza, el viento
se hospeda en los cultivos:
en un bazar de antiguo hallé el letrero
que instaló en la puerta un hijo de Caín:
prohibida la entrada a Dios
POEMA CIVIL
yo soy civilizado, señor, sólo hago el mal legalmente,
con transparencia de pasarela; dígame,
¿no ha visto a algún sospechoso?; al atardecer
las violetas enternecen; está bueno, gracias;
y aquél dijo que lo normal sólo ocurre
en los manuales y en las conferencias
y caminó y caminó silbando una canción desconocida
con sombrero y bastón, del modo aceptado
en la estética; repentinamente se dio vuelta y gritó:
¡debe tener en cuenta que existen impuestos!
LAS MANOS TIENDEN A ACOMPAÑAR A NUESTRAS PALABRAS
el infierno de nuestro tiempo es invisible,
sabemos nombrarlo, es todo lo que nombramos;
ustedes, ¿a qué juegan cuando están solos?;
yo le hablo a Goya por teléfono,
somos muy amigos;
también veo de cuando en cuando a Duchamp,
orino y le dejo una moneda;
yo digo: si tu juego te gusta,
hazlo crecer un poco cada día,
quizá un árbol de pájaros que crezca y no se seque
mientras tú creces;
no te hacen falta muros ni albañiles,
al cabo se ve a muy poca gente
asomada a los balcones
en nuestra ciudad
MANUAL DE PROCEDIMIENTOS PARA LA DIRECCIÓN DE PARQUES Y JARDINES
en mi ciudad charlamos en los panteones,
parloteo prohibido en bibliotecas /en éstas
se oye a los muertos/;
la revolución tecnológica hizo muchas copias
del empleado del mes y ahora todos somos
el hombre sentado frente a su madre sorda
para hacerla reír; y si queremos dormitar
entramos a un templo:
aún con luz, cercano el atardecer, los niños salimos
al muelle pedregoso de los pescadores,
a nadar hasta un heroico barquito encallado en abandono
que diré, para efectos de estética, convertimos
en sanitario público:
en mi ciudad, como en todas, carecemos del suficiente
anhelo de cultura y de amor;
tal anhelo bien puede carecer de teorías,
igual resulta contradictorio;
lo importante es saber que un bosque fantástico
debe crecer como un bosque de verdad
UN POEMA QUE LOS MALDITOS BURGUESES NO ENTIENDAN
el volantín aún gira
con canciones de Los Solitarios
que Maritain y Paulo VI
bailaban abrazados;
la iluminación era de focos
en pomos de Nivea,
aquellos azules;
ah, la civilización,
mentiras ceremoniosas que vi
como un Pasolini de pastorelas,
bodas y ferias pobres;
en mi barrio había un Góngora
que alquilaba bicicletas a los niños;
ya entonces Dios no existía
y Mao nadaba en los fríos mares
amarillos de China;
Los Freddy’s le cantaban
a La Gioconda:
olvidaré tu mirada,
tu piel tan suave, tan lisa,
olvidaré lo que quieras,
pero jamás tu sonrisa
Ramiro Lomelí (Barra de Navidad, Jalisco. 1965). Poeta ; residente en Guadalajara.