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Todo es muy extraño y a la vez no: cinco poemas de Luís Eduardo García

ANTI-GRANJA DEL NORTE

En ninguna parte

alguien viaja hacia ti. Ni furioso

ni manso: no viaja. Se queda quieto

viendo una mancha en la pantalla. Abre una lata

de cerveza y da dos sorbos. Tres. Se duerme

pensando en alguien

(que no eres tú).

JOSEPH KOSUTH PADECE UNA EXTRAÑA ENFERMEDAD QUE CARCOME EL CEREBRO Y AHORA NO SABE DÓNDE SENTARSE

1. Joseph Kosuth es atacado por una pandilla de motociclistas en Luisiana. Intenta defenderse arrojándoles fotografías de martillos, pero no puede evitar la golpiza.

2. Joseph Kosuth quiere romper una pared delgada utilizando una hoja de papel con media cuartilla escrita. Termina derribándola a patadas.

3. Joseph Kosuth arruina noventa y seis cristales de exposición intentando fotocopiar objetos pesados.

EL MARAVILLOSO ACTO DE DESAPARICIÓN DE LOS HERMANOS WACHOWSKI

El señor Trapp amaba a la señora Méndez. La señora Méndez amaba al señor Trapp.

Ambos eran perseguidos por el banco.

No dormían, pensando en retroexcavadoras.

El banco lanzaba pulgas. El banco lanzaba estiércol. Pequeños huesos de animales se pudrían en el buzón.

Querían clausurar el cielo

(pero la señora Méndez tenía un plan).

Con sus últimos ahorros cambiaron de sexo.

Todo es muy extraño y a la vez no.

El banco sufrió una embolia; sus perros se secaron.

El cielo siguió abierto.

La señora Trapp amaba al señor Méndez. El señor Méndez amaba a la señora Trapp.

HOLA, POETAS

No está en todos lados.

Tienes que instalarla

primero

y después buscar un contacto.

¿Ves?

Se enciende y se apaga

cada cierto tiempo

(como foquitos chinos).

Al final tendrás una lata vacía

y dos cabellos. El cielo

en papel reciclado.

Amar las baratijas es así.

RECEN POR MÍ

Tengo una rara enfermedad que me hace confundir las palabras

como elegía con cacería

y hierbajos

con luciérnagas. Es muy triste

porque una historia simple como

salí de elegía

con mi padre

y después de media hora

divisamos un hermoso ejemplar

de percebe

carece de credibilidad.

Te invito a mi incendio

decía la tarjeta. Nadie puso un pie.

Sólo quiero estar sano. Poder decir

cabeza y no pensar

en campo.

Mira los hierbajos

cómo brillan.

Luís Eduardo García. (México). Poeta. Ha publicado “Dos estudios a partir de la descomposición de Marcus Rothkowitz” (Tierra Adentro, México, 2012; Libros Tadeys, Chile, 2015), “Instrucciones para destruir mantarrayas” (filodecaballos, México, 2013), “Una máquina que drena lo celeste” (Zindo & Gafuri, Argentina, 2014), “Sentencias sobre arte conceptual. Versión con bacterias” (Palacio de la fatalidad, México, 2015) y “Armenia” (filodecaballos, México, 2016). Es uno de los organizadores del archivo digital Poesía Mexa y colabora en Transtierros.

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