Los dioses habitan la carne: cinco poemas de Pedro González Polledo
POEMA DE AMOR, BASADO EN UN POEMA DE AMOR DE ALLEN GINSBERG BASADO EN UN TEMA DE WHITMAN
No me importa la noche saturada de jadeos
ni las sábanas apergaminadas con fluidos de ayer.
No me importa la delgadez acusadora de los tabiques,
no me importa que acostados junto a la novia
haya un atado de cuerpos complacidos
penetrándola en pretéritos turnos pluscuamperfectos,
no me importa la brutal hostilidad de mi verga
ni me importa la hedionda impureza de mi deseo.
Esta noche eternal y paranoica nada me importa:
sólo la llamada de la Gran Madre Vagina.
Rasgaos si queréis las vestiduras,
confesaos en la luna del armario,
pero sabed que hay más verdad esta noche,
en esta nebulosa de acres olores
seminales, rectales, vaginales, axilares,
que en todo el puro amor del Universo:
la rosa, el alhelí, la Luna, la sábana blanca;
y es verdad, como dijo la barbuda maricona beatnic,
que no somos si no "fantasmas desnudos
buscándose los unos a los otros en medio del silencio."
Callo pues, y no hallo en la memoria tu beso casto
ni el aroma a lavanda de tu juego de cama:
sólo me llega el olor de tus agujeros del ser,
el ácido olor de tu saliva y de tu sudor
y los sonidos obscenos y borboteantes del amor
que ahora se concentra en nuestras membranas.
Todo esto y cosas parecidas
llegan hasta mí
que me amo en silencio,
en el silencio de un lecho
que sólo esconde mi acre olor.
ALMA DE TRAPERO
(Blues de la linterna china)
Me gusta hurgar en los contenedores:
a veces encuentro alguna mierda china
que restauro en casa con paciencia de fraile.
Tengo una linterna (suena más "cool" que lámpara)
me adormezco con los 40 W de su bombilla
y me miro en ella y veo el pasado,
veo el futuro si aún soy aquel niño
que hozaba en las basuras: 1966, León.
Estoy de pie, varado sobre un arenal infinito,
uno de mis ojos está espantosamente vacío
y en su cuenca mora un caracol antediluviano
que gira incesantemente en horrenda espiral,
gotas de sangre salpican la arena rubia,
caen de la cuenca de mi ojo como tiempo rojo muerto,
hay una oleada de horror terapéutico,
un mar de espanto como un cuchillo
que invadiera en punta el arenal.
mis pies tienen ranúnculos verdicelestes
y están anclados en esta playa terminal:
Soy Sabú por las calles desiertas de Calcuta,
(la arena es multiforme, seca arcilla petrificada
y yo la moldeo como me viene en gana)
pero mis manos no son las de Sabú,
son las manos del Gran Visir de Delhi
y encienden una linterna cuando la noche...
Bebería vino, fumaria has, tomaría L.S.D.25
pero hoy por ayer me conformo con ver mi futuro
dibujándose en la ominosa visera de una gorra
que remata una linterna-lámpara china.
CONSTRICCIÓN
(Estreñimiento, intestinal relapso, solipsismo ventral, irreverentes borborigmos rectales: escritura cular oclusiva)
Por imitar a los perros de ciudad
sufrí lo que aún no está escrito:
Mi ano se relapsó
y sus esfínteres se fruncieron en la negación:
Comencé a defecar por la boca
y con lengua melíflua limpiaba mi belfo;
era, no tardaré más en confesarlo,
el can Cerdero
y no usaba barba de profeta
para no lucirla perfumada de heces...
Si me dais unas monedas
os colmaré de lisonjas;
si me gritáis pidiendo paso
os destrozaré los calcañales
con mis protoprotésicos dientes
(400 euros: Luis, en paz descanses)
Sólo estoy tratando de impresionarte:
pasa la página,
aquí no hallarás verdades fundamentales:
me las guardo
y te ofrezco esta hiel,
este susurro de hidropésico pellejo
desinflándose a tu oído.
Soy el príncipe Bocarrana:
¡Mírame en el espejo del recibidor!
¡Arrodíllate, besa mi anillo fruncido,
regálame unas zalemas zorramente zalameras
y vete!
Nada hay aquí para tí.
Por la boca
duele la hez.
(Es lo que tiene escribir versos con el culo)
TICKET PARA EL PARNASO
Estoy sentado en la cima de la irrealidad.
Soy un asno procaz e insistente
al que sus amigos aplauden los rebuznos.
Harto de comer alfalfa visionaria,
harto de soñar con la morada de los poetas.
Pero veo pasar bajo mi ventana
riadas de gente camino de la frontera:
Hay viento de Levante húmedo y fresco,
las calles de Exilissa huelen a mierda,
las calles de Fndq huelen a mierda,
las calles del viejo Tetouan huelen a mierda:
Todo huele a mierda visionaria,
(tal vez sea yo quien huele a mierda
como aquel personaje de Cela Trulock
que se tiró por el hueco de la escalera
gritando, aullando: ¡Huelo a mierda!)
Pero me susurran los gurús zen autoayudantes
que todo depende del enfoque
y que dios está en mi interior:
(tal vez de ahí provenga el hedor)
Me asomo a la fenestra:
un autobús se ha detenido,
es el número siete. Centro. Almadraba. Tarajal,
de él desciende una virgen mora de túnica esmeralda:
tiene unos pies dulcísimos y un hijo de tres años
y al instante siento la caricia de mi Atkinson (ya no existe)
perfumando mi nariz hebraica con su lavanda inglesa...
Hoy no me tiraré por el hueco de la escalera:
voy a seguir buscando ticket para el Parnaso.
DERRAME EN VERSO
Una mujer preñada en pantalón corto
es una unidad dual acorazada:
huele a hembra placentera
y despide invisibles armónicos efluvios solidarios:
huele a vida y a sexo maduro y enclaustrado:
huele a vida y yo, muerto, me ruborizo.
I.M.S.E.R.S.O. Ceuta. Mayo. 2017.
Es Primavera en mis pantalones de lino:
desbordo sustancia visionaria por la entrepierna,
se me va a notar,
los funcionarios me lo van a notar:
voy a estallar,
voy a soltar el lácteo lastre
que soportan mis calzoncillos de un euro (en Fndeq)
Soy el anciano Sidi Fetdal Abdel Babosín
y mi entrepierna es testigo de mi desconsuelo.
La futura mamá me mira extraviada:
está sintiendo el revolcón de mis viejos tegumentos...
Los funcionarios se hacen los suecos,
la mujerona de seguridad está con sus uñas rosas.
Hay un clamor sostenido De Profundis.
Soy un puto bonobo rubio y lampiño.
Soy Teresa de Jesús clavada al lignum crucis,
mis ingles no son cilicio suficiente y me derramo:
Tengo que ir a mi pocilga a cambiarme de traje
Pedro González Polledo. (Mansilla de las Mulas, León. 1956) Empecé a sentirme poeta desde niño y así sigo ahora que la poesía, como alguien dijo, ha caído en desgracia. Vivo la poesía como una maldición que, tal vez yo mismo me haya impuesto. Más noticias de Invierno las hallaréis en cualquiera de mis textos.