Repartiendo el dolor con dolor: poema de Victor Pérez
EL AMBICIOSO NORMAN BATES SIEMPRE ESTÁ EN MIS ORACIONES
A Iván Rojo
Yo siempre aparecía a lo lejos
Escribir es como comerte vivo al hombre equivocado
Algún día las playas de América y de España estarán llenas de cruces con mi nombre
Uno cervezas de la mañana a la noche
Viajo hacia la paranoia con la ruina de mi puta cara
Cuando el sol ilumina mi culo
Doy premios duros y permanentes a corazones solitarios
Cada vez que abras el depósito recuerda
Escribe lo correcto como si estuvieras delante de la mafia
Sin dinero, sin pistola, sin pastillas fuertes
Mis poemas son como esa puta que sale con papá
En un traspatio de la iglesia caída están las cruces del pasado
A veces meo allí y salpico los nombres y las fechas
Me siento y miro las letras y los números mientras las gotas resbalan
Fumo negro
Todo es mítico
A mi padre y a mí el Daesh nos la pone dura
Y follar mirando al Duero es el cénit del marxismo
Mi madre muerta, le lavé la cabeza porque era dulce y guapa
El lenguaje es un niñato nazi con billetes me dijo
El lenguaje es un nazi piadoso
El lenguaje son 24 nazis y no los conocerás
Cogí la carretera bajo el océano y me vine
Ojalá te vean correr, te vean sola a través de mi traslúcido escroto, Szu
Clavaré mi dolor en tu dolor
He cruzado ciudades después de tres cajas de cervezas
Le robaba a mi abuelo las pastillas para el corazón
Entonces la vida era como un circo pobre en un desvío de la autopista
Donde hay un niño quieto como América
Una especie de nieto
Que mira el fondo de las cosas
Y da giros oscuros
A sus poemas
Porque todo puede ser olvidado
Nada ha de ser plasmado salvo la ambición
Nada ha de ser plasmado salvo la frialdad
Nada, ni en mil vidas
Entraba en punto muerto al casino Silver Star porque amo los milagros encadenados
Todos mis poemas iban dedicados al pelo recogido en forma de cola de caballo de Steven Seagal
Ahora cuando despierto quiero café negro y monos aulladores
Abro los ojos para que me triturare mejor la hélice
El amor molecular es la divagación paleolítica de un teórico ocultista nazi
Poemas de hombres que salen de entre las sombras con una barra de hierro obedeciendo reglas de oro
Poemas de jóvenes mafiosos que una noche atraviesan el país con la hija del jefe justo antes de que los federales muevan ficha
Querido Dios, mi fantasía es ir de aldea en aldea explotando
Bebe y vigila tu país
Bebe hasta que te zumben los oídos y se despierten las cosechas
Vivo continuamente el fin
Soy como el culo abierto de Buda
Hasta que un buen día mi dulzura lo arrase todo.
Víctor Pérez. (Oviedo, España. 1978). Ha publicado "Precioso rastro de destrucción" (Ed: Versátiles. 2016) y "La venganza de Tenskwatawa en los Pixies" (Ed: Jámpster. 2017)