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Ojos en la mirada: cinco poemas de Jaime Pinos

DISCURSO DE LAS BELLAS LETRAS

No pude ser feliz, ello me fue negado, pero escribí.

La letra con sangre fue la historia de mi vida, el delito mi género predilecto, el horror una poética real refrendada en cada una de mis obras.

Escribí sobre mí mismo la mayoría de las veces, más por soledad que por narcisismo.

La letra muerta de mis obras completas, cuya redacción empecé a edad muy temprana, sólo será comprensible para el lector atento.

La violencia fue mi estilo, los golpes recibidos mi principal influencia.

Ni escribí para la posteridad, a pesar de ser un condenado, ni me importaron los laureles con que alguna vez me premiaron. Escribí de cara a la muerte y no me quedé en palabras. Fui el autor de numerosos crímenes, mis obras hablan por mí.

Yo soy el escritor maldito. Yo soy el peor de los libros.

DISCURSO DEL ACECHO

Soy el que acecha. El que anda por ahí, merodeando, agazapado entre las sombras, oculto en lo más profundo de la noche. Ansioso por iniciar las ceremonias de la cacería, la profanación de todo lo que, para ellos, es sagrado. La ley. La propiedad. El dinero. La decencia. El buen nombre de las buenas familias. Para evadirse de mí, ellos han acumulado rejas, alarmas, dispositivos, guardias a contrata y policía regular, armas, celdas de castigo, picanas eléctricas. Mucha propaganda incitando ............................................... el odio de clase y la paranoia. Pero no les servirá de nada. A mí, el Gran Violador, el que vino a perturbar el sueño, nunca más tranquilo, ...............................................de las niñas inocentes, el monstruo, no podrán detenerme. Aunque el cerco se cierre y llegue a su final este doble juego en el que soy .......................................................................el cazador y la presa, ellos no podrán eludirme. Yo soy el que acecha. Yo soy su miedo.

PRONTUARIO

Se abre la cacería.

1990. Catorce años. Asalta y viola a una ciudadana alemana. Es detenido y dejado en libertad por ser menor de edad. 1993. Diecisiete años. Es detenido en la Cárcel de Puente Alto por cuatro delitos ...................................................................... de robo con violencia Es liberado, a los pocos meses, por buen comportamiento. 1994. Dieciocho años. Asalta una casa con resultado de lesiones graves a su propietario. Es nuevamente detenido. 1996. Veinte años. Es condenado por el Quinto Juzgado del Crimen de Santiago a cinco años y un día de presidio por el delito de robo con violencia 1997. Veintiún años. Es condenado a 850 días de presidio por el delito ................................................................. .. de robo con fuerza 2001. Veinticinco años. Sale en libertad tras cumplir condena. Viola a una ciudadana argentina y maltrata brutalmente a su marido. 2002. Veintiséis años. Asesina a cuchillazos a una menor de quince años, ................................................................... devorando luego sus entrañas. Descuartiza y quema su cuerpo junto a una vía férrea ...................................................................... cercana a su domicilio. Amarrando previamente a su pareja, viola a una mujer ............................................................................ de veinticuatro años. Viola a dos mujeres y golpea salvajemente a un niño ........................................................................... y a la asesora del hogar. Asalta a un taxista. Es detenido por robo con intimidación y reducción ..................................................................... de especies robadas. Rs puesto a disposición del Tercer Juzgado de Letras ............................................................................ de San Bernardo. Recluido en el penal de Puente Alto, confiesa el homicidio ..................................................................................... de la menor. Pruebas de ADN lo vinculan, entre otros treinta sospechosos, a la zaga de ataques y violaciones que aterroriza a la población.

Se cierra el cerco.

EL PUZZLE POLICIAL

Una colilla con la saliva del atacante encontrada en una de las escenas del crimen. Evidencias orgánicas halladas en una hoja de papel, usada por el violador para secar sus genitales, así como en su propia camisa abandonada antes de escapar. El rastreo electrónico de una llamada efectuada desde uno de los teléfonos celulares robados a las víctimas. La similitud entre las ataduras que presentaba la menor descuartizada y las de que se valió el autor de los ataques.

Las piezas de un puzzle cuya solución permitió a la policía la plena identificación del culpable.

Sin embargo, fuentes judiciales informaron a la prensa que su captura no habría sido el resultado de las pesquisas.

Otra habría sido la pieza clave. El as bajo la manga del largo brazo de la justicia.

La recompensa ofrecida por su delación en todos los presidios del país. Dos millones de pesos en efectivo o el indulto presidencial como precio por su cabeza.

DISCURSO DEL RESENTIMIENTO

Lo que hice lo hice, no lo digo por victimizarme, pero yo estaba marcado.

La pobreza, la droga, la violencia. Estigmas, cicatrices de nacimiento.

A otros les tocó el premiado. A mí, sólo una mierda de vida y toda una vida de mierda para malvivirla. Una niñez con dolor. Una madurez prematura impuesta por los rigores de la supervivencia. Una vejez indigna entre el abandono y la enfermedad. Una muerte anónima recibida como un alivio. Así fue para mis padres y los padres de mis padres. La miseria, qué duda cabe, es un mal hereditario.

No fui el único. He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura. Lo que nunca entenderán los psicólogos y los terapeutas es que la droga no es una puerta falsa cuando la mente es el único lugar adonde ir más allá de los límites del gueto. Cuando se prefiere la angustia de la pasta a la droga, muchísimo más dura, de la realidad.

En cuanto a la violencia, una mera abstracción para los privilegiados, los parámetros cambian cuando se ha vivido en ella como un pez en el agua. Cuando un punzón o un fierro hechizo son simples utensilios domésticos y la sangre y la muerte eventos cotidianos, apenas parte del paisaje.

Que me dieron oportunidades, dicen. Que pude ser otra cosa. Pero si alguna vez me dieron algo fue la condena de crecer en el encierro. Desde niño, una cárcel tras otra. Hogares, las llamaban. Si alguna vez me dieron algo fue tan sólo para sacarse fotos. Un ejemplo de rehabilitación, decían entonces, mientras sonreían a la cámara. Si alguna vez me dieron algo fue un destino jugado a la ruleta rusa, las cartas falsas del perdedor. Fue la impotencia, la frustración. Fue esta rabia.

Repito, no es por victimizarme, pero yo estaba marcado.

Yo soy la cosecha. Yo soy lo que sembraron.

Jaime Pinos (Santiago, 1970) Poeta, escritor, editor y productor. Estudió sociología y es licenciado en Literatura y Lingüística por la Universidad de Chile. Ha publicado los siguientes libros: Los bigotes de Mustafá (novela, 1997), Criminal (poesía , 2003), Almanaque (poesía, 2007), 80 días (multimedia, 2014), Visión periférica(ensayo, 2015) y Trabajos de campo (antología 2017). Fue creador y editor del sello independiente La Calabaza del Diablo y de la revista homónima; además, fue integrante del colectivo editorial Lanzallamas. Ha practicado la crítica literaria en diversos medios impresos y digitales. Sus textos han sido incluidos en diversas antologías tanto en Chile como en el extranjero.

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